por Vicente, Dómina

Generalmente se considera libre a quien, por su situación económica, por espíritu de aventura u otras motivaciones, recorre el mundo y hace su voluntad en el quehacer diario. Epicteto era un filósofo estoico, esclavo en el imperio romano. Cierto día el emperador, para divertirse, puso una de sus piernas en una morsa, esa herramienta que sirve para sujetar un objeto al cual uno desea trabajar. Gradualmente fue apretándola hasta el punto que Epicteto le advirtió: -me la vas a quebrar. El emperador continuó ajustando hasta que se oyó un ruido seco. -Te lo dije, afirmó el filósofo. ¿Quién era el hombre libre y quien el esclavo? Evidentemente el emperador era esclavo de su soberbia y su inhumanidad. Entiendo que la libertad esencial es psicológica. Por ende es libre quien se ha independizado de toda influencia. Quien no se somete a ideología, dogma o líder. Quien observa la realidad diluyendo los condicionamientos que carga en la mente a través del tiempo. Krishnamurti afirma que la única taza que sirve es la que está vacía. Sólo una mente liberada de ideologías, dogmas y todo tipo de influencias, pero alerta, puede observar lo que es como es. Generalmente cargamos en la mochila de la mente alguna ideología, algún dogma, la influencia de algún pensador, y todo ello constituye nuestro pensamiento. Ante un hecho de la realidad nos posicionamos y decimos: yo pienso... Pero es nuestro pensamiento el que piensa por nosotros. No nosotros.