El extraño caso...

principal

         
   

Cursos, Seminarios - Información Gral - Investigación - Libros y Artículos - Doctrina Gral - Bibliografía - Jurisprudencia  - Miscelánea -  Curriculum - Lecciones de Derecho Penal - Buscador

   
         
 

   
    El extraño caso del campanero de San Miguel    
   

-I-

Cuando te diagnostican que tienes el mal de Alzheimer de lo único que puedes presumir es que la enfermedad tiene un  nombre bello, vigoroso y también que determinarás una mirada de horror en tu interlocutor que se siente de pronto como quien da la mano a la muerte.- Tu cerebro se achica y el espacio sobrante es ocupado por un líquido acuoso.- Nunca fui muy normal y por eso creo que tardé en darme cuenta que algo andaba mal.- Tres cosas me llamaron la atención.- La primera fue la pérdida de un final de torres que yo juego, normalmente a la perfección.-  La segunda es que me olvidé del teorema de Pitágoras y con ello se me vino abajo toda posibilidad de explicar a mis alumnos de física teórica la Teoría de la Relatividad.- La tercera era la peor.- Noté que todo me molestaba y la menor contrariedad o lo que yo juzgaba como un error en el otro me producía un sentimiento de odio invencible y me daban ganas de matar y de hacerlo malamente , con crueldad, gozando hasta el orgasmo con el dolor de la víctima.- Cuando una mañana al levantarme tuve un mareo y aparecí en el suelo fui corriendo al médico.- Cuando volví alguien había colgado un reconocimiento enmarcado bellamente y unas insignias con la bandera sueca: “Se concede el Premio Nóbel de Física al Profesor Dr.Wolfgang Fürtwaengler por sus investigaciones sobre la imposibilidad de aniquilar los sucesos espacio temporales y  el eterno retorno de lo mismo”.-  Intenté recordar a Fürtwaengler pero fue inútil y eso me produjo un estallido de dolor y furia y me puse a llorar hasta que los ojos se hincharon como sapos en mi cara.-

-II-

Estaba seguro que habían cambiado el campanero de la San Miguel..- El que estaba ahora no sabía nada de campanas.- No sabía que su tañidos habían significado, en otros tiempos mensajes, de muerte, resurrección y victorias y  que estaban ligadas a las instancias mas profundas de los hombres y de los pueblos.- Las notas chocaban unas contra otras, se anulaban y se herían como una multitud que puja por salir del teatro cuando gritan fuego.- Ese no era un campanero, jamás podría llevar encima la sordera dignísima del jorobado de Notre Dame.- Era un asesino de toda nobleza y, por lo demás, implacable, puesto que cada hora sin necesidad objetiva alguna  tiraba con furia de todas las cuerdas al mismo tiempo y producía un caos sonoro de proporciones intolerables.-

Estaba convencido que no sabía que yo lo escuchaba ni  quien era puesto que tampoco yo  lo sabía.-  Yo miraba las naves de la Iglesia pero no alcanzaba a divisar el monstruo.- Me llamó la curiosidad que, en la parte mas alta de las torres, entraban y salían aves, que por su tamaño no podían ser palomas .- No eran palomas no.- Por lo contrario, las cazaban con gran efusión de sangre, y las llevaban un poco mas abajo, hacia su nido.- Yo gozaba del espectáculo como si fuese un César romano en el circo y, con silenciosa crueldad bajaba el pulgar cada vez que alguna se hallaba en dificultades.-  Gozaba tanto como si yo mismo las matara.- Los caranchos eran una prolongación de mi voluntad, como si a mi cuerpo le hubieran nacido garras y un pico fuerte que blandía como una espada lista para cubrirse de gloria.- Fueron en esos instantes cuando se me ocurrió toda la compleja trama.- Mi modesta humanidad contaría con el propio Arcángel para vengarse del campanero.- Dios mismo me daba como escudero a uno de sus guardias favoritos.- La suerte del  monstruo estaba echada y, os lo aseguro, no era buena.-

-III-

Eran caranchos, sin duda alguna.- Hay un equívoco respecto a los animales carroñeros.- Yo creo, que son , sobre todo, oportunistas.-Si la circunstancia lo permite son también cazadores y estos tenían las palomas como un regalo de los dioses.- Infinidad de ellas, gordas, desprevenidas aún, anidaban en los mas variadas salientes y huecos de las naves y de las torres de la iglesia.- Recordé las hienas que cuando están en manada son perfectamente capaces de matar al león.- Hace poco seguí con interés la tesis escandalosa de un paleo zoólogo que sostenía basándose en sutiles cuestiones anatómicas que el “tyrannosauro rex” era un simple carroñero y no el asesino por excelencia en las épocas calurosas y vertiginosamente lejanas de los dinosaurios.- El mundo académico se revolvió con furia pues, en el fondo, a todos nos encantaba la posibilidad de la existencia del imbatible depredador y creo que, subrepticiamente, sin confesar a nadie, nos identificamos con él.- Un César, un Atila, un Nabucodonosor... un asesino aún mas puro , no tocado todavía por la pálida luz de la reflexión.- Pienso ahora que nada hay de romántico en el viejo dinosaurio.- Hacía lo que podía, comía carroña y mataba según la ocasión.- Golpe afortunado, Fürtwaengler tenía una pieza única: el opúsculo manuscrito y nunca publicado de Wilhelm von Humboldt sobre la domesticación del carancho sustraído por él de los anaqueles de la biblioteca de quien fuera su antecesor como rector de la Universidad de Berlín .- ¿Porqué tenía yo el libro de Humboldt? ¿Quien era Fürtwaengler? En ese momento  sentí que me daban un hachazo en la cabeza y cuando desperté tenía el cuerpo helado y tembloroso.- Alcancé una botella de cognac y me arrastré hasta el sillón.- Caído a su lado estaba el manuscrito de Humboldt y traté de recordar el porqué de su aparición ahora sorprendente.- Las campanas me rompían los tímpanos y juré acabar con el monstruo a quien no conocía personalmente, solo por sus obras, como a Dios.- Las dos ondas  sonoras chocaron entre si y el mundo entero se agitó en un rugido de furia e incontenible dolor.-

-IV-

Al día siguiente tuve fuerza como para poner el plan en movimiento.- En mi estado actual era imprescindible ensayar y calcular los movimientos e inclusive las palabras que necesitaba   pronunciar .-  Debía ser lacónico para no cometer errores o, por lo menos, que solo  fueran pequeñas inexactitudes, de manera tal de no llamar mayormente la atención sobre mí.- Me sobresaltaba la idea que pudiera ocurrir de otra manera pues sufría con las miradas burlonas o excesivamente condescendientes de los demás.-    Consideré que la condición  necesaria para desarrollar mis designios era conocer perfectamente al campanero y que era también de toda lógica que el momento en que eso ocurriera estuviera desarmado, esto es,  sin tener en sus manos las largas cuerdas que servían para agitar locamente los martillos.- Debía ver al campanero  fuera de su cubil y, por lo tanto, debía encontrar una persona mas o menos neutral a quien preguntar por él.- Consideré improbable, pero posible que al entrar a la iglesia fuera él mismo quien saliera a mi encuentro.- En tal caso, me dije, la pregunta era la misma : ¿ Quién dobla las campanas?  .- No me parecía ofensiva y no prejuzgaba  sobre las calidades del tañido.- Había, sin embargo en ella algo inquietante que yo no alcanzaba a descifrar.-    Caminé como pude la media cuadra que me separaba de una entrada lateral de la iglesia y quedé sorprendido del respeto y deferencia con que me saludaba la gente.-  Ello a  pesar de la cara que tengo cuyos estigmas de locura me parecieron mucho mas evidentes en  la breve pasada que  hice ante el gran espejo del lavatorio de  mi cuarto de baño.- Además mis movimientos me parece que no eran  normales.- Ese balanceo ,ese agitar los brazos como un molino... Pasé al interior de la nave que, encandilado todavía por un sol blanco y penetrante, me pareció , sospechosamente, oscura.- Me detuve indeciso...y me encontré de pronto con un anciano que, evidentemente, no podía ser el monstruo.- Con toda tranquilidad y con voz casi tonante le pregunté:  ¿Por quien doblan las campanas? Al instante percibí el error... y el inmenso ridículo en que había caído.-   Profesor alcancé a escuchar... se siente bien...siéntese, por favor.- La suma del cuadrado de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa .- Una oleada de alegría se apoderó ahora  de mí.- Ahí brillaba en mi memoria con letras estampadas en oro  el teorema de Pitágoras...Dios... había vuelto a recordar... Gary Cooper e Ingrid Bergman, claro .-  Alcancé a decir...yo...me siento bien.-  En ese mismo instante caí aplastado por un sonido atroz.- Las campanas habían sido pulsadas nuevamente por el monstruo.- Ahora recordaba todo.- La pregunta que formulé lentamente y con los labios apretados era:  ¿Quien dobla las campanas? Y perdí el conocimiento.-

-V-

Desperté en mi casa.- Me habían canalizado una vena del brazo y el intermitente goteo me distrajo algunos minutos.- Finalmente encontré los ojos bondadosos e intensamente negros de mi gobernanta  Assunta Sorichetti quien me besó en la frente y no sin esa energía  comprensiva de las italianas del Sur me  recriminó mi salida del día anterior.- Profesor Wolfgang de que le sirve su premio Nóbel si anda en locuras por ahí y no sigue las recomendaciones de sus médicos.- Iba a protestar pero sus ojos se humedecieron y de la forma mas gentil le rogué que me alcanzara el manuscrito de von Humboldt sobre los caranchos.- Cuando me alcanzó el libro aprovechó para contarme que el  Padre Bela Székely un húngaro con fama de exorcista me había socorrido y llamado al servicio de ambulancias del propio cardenal Stanislas Karlic para que me trasladaran con toda premura.- Este Humboldt pensé , era mas loco que yo, pero, por Dios,  un superhombre y no literario como los de Nietszche.- Cuando se fue con Aimée Bonpland a Latinoamérica descubrieron la conexión entre las cuencas del Amazonas y el Paraná, treparon los seis mil metros de altura del Chimborazo batiendo el “record” mundial y, de paso, descubrió y estudió la corriente marina polar que lleva su nombre.- Uno de sus pecados menores fue importar el carancho a Alemania ,donde estas aves  precisamente por su inteligencia, fortaleza y oportunismo se arraigaron y  diseminaron por la Europa Central.- El opúsculo aplicaba principios etológicos que hoy dicen haber descubierto como la “impronta” y los “reflejos condicionados” pero de forma empírica sin pronunciarse como una teoría general.- La idea que había nacido en mi perturbado cerebro consistía en entrenar a los caranchos para que atacaran al monstruo y le arrancaran los ojos, castigo que me parecía entonces justo y suficiente.- Comencé una lectura concienzuda sobre el opúsculo y el plan me pareció viable.- Los caranchos, instintivamente, atacaban a los corderos pequeños, precisamente en los ojos, que extraían de sus cuencas y comían en un banquete al que concurrían por decenas.-  A nadie se le podría ocurrir que el recipiendario del premio Nóbel  que era el primer físico teórico que había relacionado mediante fórmulas matemáticas y complejos algoritmos la teoría de la relatividad con la metafísica pudiera ejercitar lo que para muchos sería un acto de inaudita crueldad.- Yo estaba eufórico con el proyecto y a los cinco días había logrado que un enorme carancho arrancara los ojos y devorara luego un conejo de buen tamaño atado a una columna de hierro en el techo de mi casa y, para mayor contentamiento, creí advertir que el ave miraba mis ojos intensamente azules con premeditada malicia.- Pero el día siguiente ocurrió un hecho que cortaba de raíz mis propósitos: cuatro caranchos colgaban ahorcados de una de las salientes de las altas torres de la iglesia.- Para no dejar lugar a dudas les habían arrojado pintura roja y sus cuerpos parecían cubrirse con cuajarones de sangre.- Una furia incontenible se apoderó de mí y grité Assunta proceda en el acto a llamar al Dr. Akiba Rubinstein de Lodz, Polonia.- Ella obedeció de inmediato  y , por primera vez,  sentí que me temía como si fuera  la destinataria de mis propósitos asesinos.- La locura semilarvada durante algunos días nubló mi vista y esa noche me asaltó una pesadilla en la que millones de hombres se enfrentaban y corría la sangre viscosa hasta la altura de mis botas militares.- A lo lejos algo fulguraba como un sol nuevo y una columna de humo se elevaba, cubriendo el horizonte.- Me pareció que adquiría la forma de un hongo gigantesco y me desperté bramando de angustia y dolor.- Y pensé, el monstruo no es un cualquiera.- Está leyendo mis pensamientos  .- Rubinstein, Rubinstein ya mismo, ahora , ya Assunta, corra , vuele, hágalo traer.-

-VI-

Akiba Rubinstein ,matemático, era bien conocido fuera de Polonia por su tesis doctoral  “Prinzipien der sincronisch kausalität”  publicada, no sin discusiones previas en los “Annalen...” de 1909 .-  Era además Campeón Mundial de Ajedrez, título arrebatado al Dr. Emanuel Lasker en 1910 y, sobre todo, fidelísimo y querido amigo.- Alto y moreno impecablemente vestido era la imagen misma del judío sefardí y, cuando Assunta lo hizo pasar, mi alma se rompió y lloré sobre su hombro.- Me apartó suavemente y dijo me tienes Wolfgang, hubiera venido aún cuando no me llamaras .- Cuando vi tu final de torres con Schlechter me di cuenta que algo no anda bien en tu alabado cerebro.- A pesar de llevarle diez años me hizo sentir un niño desesperado .- Apreté sus dos manos y le dije con voz ronca estoy volviéndome loco,  esta enfermedad me licua el cerebro , nadie lo sabe excepto el médico.- Alzheimer Akiba, Alzheimer.- Lo miré fijamente y  alcancé a ver una sombra de horror que huía precipitadamente de sus ojos.- A partir de allí recompuso por entero su fuerza y su poderosa inteligencia.- Llenó hasta la mitad las copas de cognac y cogió la suya amorosamenmte.- No hay casualidades Wolfgang, hay configuraciones cuya simultaneidad implican una relación entre ellas.- No siguió con su discutida tesis que yo, por otra parte conocía perfectamente.- No es posible ni aún estando enfermo que las campanas de la San Miguel produzcan sobre ti un efecto como el que describes.- Debe haber algo mas.- Tu Alzheimer, los caranchos, el Arcángel, el exorcista y no menos el campanero no se han reunido porque sí.- Investigaremos Wolfgang, hay que descubrir que hay uniendo los trazos de este cuadro, el pintor debe ser sacado a la luz.- De pronto, nos sobresaltaron las campanas .- Pasada la primera sorpresa, vi a Rubinstein tieso como un perro perdiguero cuando huele la presa.- AABBAR,  no,no, ABADD...  cada hora exacta.... lo tengo...lo tengo Wolfgang, no yerra una nota... lo tengo y se levantó con energía.-  Sacó el Ulysse Nardin de oro que yo le había regalado cuando venció a Lasker.- Son las diecinueve.- Voy a la San Miguel antes que toque de nuevo.- Y corrió hasta la puerta de mi casa.- 

-VII-

El padre  Székely no pareció sorprendido cuando estrechó sus manos a Rubinstein.- El anciano era alto y de pómulos salientes con esa fuerza que irradiaba no solo de sus ancestros vikingos sino de una vida cincelada por un carácter indomable.- Él –dijo refiriéndose al campanero- es un joven llamado Adolfo Rehtil.- Como usted sabe tengo la autorización papal para hacer exorcismos y lo conocimos porque vino a pedirnos ayuda .- Era un poseso y con la ayuda del gran San Miguel logramos extirparle su demonio según creo.- Lo hicimos campanero, pero reconozco que carece de gusto musical.- ¿Como está el Profesor Fürtwaengler? Lamenté ver a un hombre genial con su mente semidestruida por alguna enfermedad, cuya naturaleza, sinceramente, desconozco.-  Rubinstein hizo un pormenorizado relato de los extraños acontecimientos que estaban ocurriendo con el campanero , incluso dejó traslucir que el exorcismo pudo haber fracasado.- Szekely lo miró profundamente y le dijo: ¿Usted cree en el demonio, Rubinstein? Padre contestó Rubinstein vacilante...creo en el mal , pero no que este tenga un origen en una especie de persona... no creo que el demonio muestre la mano, como no la muestra Dios... Todo entra al mundo siguiendo las leyes naturales como creo, sostenía Goethe... ¿Quiere conocerlo? El tono en que fue hecha la  pregunta fue tan singular que Rubinstein no supo si se refería al demonio o a Rehtil .- Por cierto afirmó Rubinstein... cuanto antes.- Llegaron a una  habitación arreglada con sencillez, muy limpia y Rehtil estaba pintando sobre un caballete, de espaldas a la puerta.-Era delgado, de estatura mediana y debía recién  haber pasado los veinte años.- Se dio vuelta despacio de una forma que pareció algo teatral y miró fijamente a  Rubinstein, sin decir palabra.- El polaco parecía haber recibido el impacto de un francotirador en pleno rostro... solo alcanzó a murmurar con voz ronca: tú eres Abaddón tú matarás...a mi raza...como a los caranchos y se abalanzó sobre  él apretando su cuello con la fuerza de un demente.- Alexander lo apartó a tiempo de evitar el rápido movimiento de Rehtil quien blandía en su mano derecha una suerte de bisturí   cuyo filo mortal pasó cerca de la yugular de Rubinstein.- Rehtil bajó la mirada, se sentó en la cama y cubriendo su cara sollozó entrecortadamente.- Rubinstein miró el cuadro  que era muy del estilo de Doré en sus ilustraciones del “Paraíso perdido” de Milton.- Las vastas alas del demonio cubrían el horizonte como sirviendo de cobijo a una multitud vociferante cuyos integrantes bellos y rubios tenían el brazo derecho estirado  y  levantado unos treinta grados sobre la horizontal.- Rubinstein estaba anonadado y se disculpó ante el exorcista.- No se que pasa aquí, no entiendo...balbuceó Rubinstein.- Székely lo miró casi con desdén.- Por cierto querido Akiba que sabe usted muy bien lo que pasó, pero nunca su razón lo dejará admitirlo.- Parece que he fracasado con Rehtil.- En el acto le prohibiré que siga tocando la clave demoníaca inserta en sus tañidos y que usted ha visto con una claridad que admiro.- Considérelo expulsado también de nuestra casa.- Lo invito a  inclinarnos frente a la estatua de San Miguel Arcángel.- Créame que el poderoso Santo no dañará su tesis sobre la causalidad sincrónica.- Se abrazaron y Székely advirtió los ojos humedecidos de Rubinstein.-

-VIII-

Cuando volvió a casa de Fürtwaengler lo encontró, misteriosamente, bien.- Jugaron una partida del mas alto ajedrez y Rubinstein fue destruido.-Fürtwaengler dijo: no doblaron las campanas...Akiba , muchas gracias...te debo la vida.-  Rubinstein  sirvió las copas...no Wolfgang...la debes al Arcángel y una sonrisa enigmática pero triunfante  permaneció en su rostro.- Assunta , llamó Wolfgang, ,espero que esos conejos respondan a su mejor nivel .- Hoy es un día especial.- Y quedaron conversando animadamente.-

Berlín, 1913

 ADENDA: De la misiva del Cardenal Primado de Alemania Stanislas Karlic al  Prof.Fürtwaengler.- “Querido Rector de la Universidad de Berlín: Nada tiene Ud. que agradecer a Bela o a mí.-Dios ha querido que nuestras oraciones al poderoso Arcángel no hayan sido vanas y su salud restaurada.- Parte pues del mal engendrado por Rehtil ha sido reparado.- Intuyo que este hombre dejará, para mal , un rastro de sangre en la Historia.- Pero no será el único.-Relea usted la profecía de Su Santidad el Papa León XIII del 13 de Octubre de1884 y podrá observar la similitud con su sueño tan preocupante.-   Suyo, en Cristo Jesús, Stanislas Karlic.-

   
         
    NOTA ACLARATORIA DEL TRADUCTOR:  Los manuscritos alemanes fueron entregados al traductor por la propia Asunta Sorichetti asegurando que eran de autoría del célebre físico germano y redactados , por supuesto, después de leer a Hemingway y gozar con la versión cinematográfica de Gary Cooper e Ingrid Bergman.- Según cuenta  Assunta no interesaba al Profesor tanto las correspondencias temporales, como dibujar la naturaleza diabólica del anagramático Rehtil o Hitler, sosteniendo que alguien infinitamente mas grande que él hacía tronar cañones en la época del infausto príncipe de Dinamarca.- Assunta afirmaba además que Fürtwaengler era católico y admirador de San Miguel a quien atribuía la curación de la enfermedad engendrada por Rehtil.- Wolfgang  pasaba información secreta a los aliados sobre los progresos de la bomba atómica alemana, lo que permitió finalmente el decisivo bombardeo sobre Peenemünde.- Como se recordará en esa misión militar perdió la vida Joseph Kennedy, hermano mayor del Presidente John Fitzgerald.- Fürtwaengler era hermano del famoso director de orquesta  y había adoptado el apellido original de su familia para diferenciarse de quien consideraba un servidor del Führer.-  Akiba Rubinstein no llegó a obtener el título de campeón mundial pero no eran pocos los expertos que sostenían que era superior al elusivo Lasker.- Murió padeciendo una pronunciada esquizofrenia en Bélgica en la década de los cincuenta.-    
         
       
         
 

  Inicio
         

Cursos, Seminarios - Información Gral - Investigación - Libros y Artículos - Doctrina Gral - Bibliografía - Jurisprudencia  - Miscelánea -  Curriculum - Lecciones de Derecho Penal - Buscador

principal