Neumonía asociada a la... |
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Neumonía asociada a la ventilación mecánica (NAVM) | ||||||||
Por Dr. Mauricio Ruiz Carmona Profesor
Asistente Jefe
de Hospital
Clínico U. de Chile Residente
UCI Hospital FACH Mail:
mruiz@redclinicauchile.cl Fono:
56 2 9788409 |
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1.- Introducción
y definición
de NAVM:
De
acuerdo al momento en que se diagnóstica la NAVM, podemos
clasificarla en precoz si ocurre dentro de los cuatro primeros días
de intubación o tardía si se diagnóstica a partir del quinto día
(1). 2.-
Epidemiología de a NAVM: Incidencia y
prevalencia: En
1992 se realizó en Europa un corte transversal sobre la presencia de
infecciones nosocomiales en un total de 1417 Unidades de Cuidados
Intensivos con 10038 pacientes evaluados (5). En este estudio se
encontró una prevalencia de neumonía nosocomial de 9,6%, este
estudio determinó que la VM aumenta 3 veces la posibilidad de
presentar neumonía. La frecuencia de aparición vemos fluctúa entre
5 y 50% (4). En un estudio prospectivo realizado en 23 UCI, con 724
pacientes que recibieron VM por más de 24 horas establecieron una
incidencia promedio del 23%, pero que aumentaba según se incrementaba
los días de VM (6). Morbilidad: Se
considera que la prolongación en la estancia hospitalaria, de UCI o
de VM es un reflejo de ella. Así por ejemplo cada episodio de neumonía
prolonga en promedio 6,5 días Mortalidad: La
mortalidad cruda de la NAVM fluctúa entre un 24% a un 76% (3), estas
cifras no necesariamente reflejan el impacto de la neumonía en la
mortalidad ya que se trata de pacientes con una mortalidad inherente
elevada (4). En este sentido se determinado la mortalidad atribuible,
esto es el exceso de mortalidad explicada por el episodio de neumonía,
que resulta de comparar la diferencia en la mortalidad entre una
cohorte de pacientes con NAVM con otra de gravedad similar al ingreso
a la UCI medido por APACHE II (11). En la mayoría de los trabajos señalados
demostraron una mortalidad asociada al episodio de neumonía: De 55%
versus 25% (12), 71% versus 28% (13), de 33% versus 19% (14), 37%
versus 9% (15) y 44% versus 19% (16). No siempre se demuestra un
exceso de mortalidad atribuible, como ocurre en series de enfermos muy
graves, como la neumonía que complica un Síndrome de Distress
Respiratorio Agudo (SDRA) (17), lo mismo sucede con pacientes sin
comorbilidad hospitalizados por trauma (18, 19), en los que predomina
la neumonía precoz que prácticamente no tiene mortalidad atribuible
(4). La mayor parte de la mortalidad atribuible a la NAVM se concentra
en tres gérmenes a saber: Pseudomona
aeruginosa, Acinetobacter baumanni y Staphylococcus
aureus resistente a meticilina (MRSA) (1-4, 20). 3.-
Patogenia de la NAVM: El
desarrollo de una NAVM dependerá de una compleja interrelación entre
el germen, el huésped y el medio ambiente tal y como se grafica en la
figura 1. El principal mecanismo de entrada de los microorganismos
hacia el parénquima pulmonar lo constituye la aspiración de gérmenes
que colonizan la cavidad orofaríngea. Esta aspiración ocurre por el
escurrimiento de material contaminado acumulado en la región subglótica
cuando el tubo orotraqueal se desplaza o el cuff no sella
correctamente (1,3,25,26). Mecanismos de entrada menos frecuentes son
la inhalación o inoculación directa, la vía hematógena y la
traslocación bacteriana (1, 27). No está del todo definido el
impacto que tiene la colonización del lumen del tubo orotraqueal por
bacterias (28). Queda claro que un requisito fundamental para la
infección pulmonar es la colonización de la cavidad orofaríngea.
Como consecuencia de esta aspiración se produce una colonización de
la traquea y bronquios principales y a partir de ahí según los
factores de riesgo del huésped y la virulencia del microorganismo, se
produciría la neumonía (31). El rol en la patogenia de No
todos los microorganismos colonizantes son patógenos potenciales esto
se mide con el índice de patogenicidad intrínseca que se define como
el cuociente entre el número de enfermos con infección respiratoria
causada por un determinado germen dividido por el numero de portadores
orofaríngeos del mismo germen (38). Por ejemplo un índice cercano a
1 significa que este microorganismo es muy virulento de modo que prácticamente
siempre causa neumonía en los portadores, este es el caso del Streptococcus
pneumoniae. Un índice cercano a 0, como sucede con No
todos los pacientes conectados al ventilador mecánico desarrollan una
neumonía por este motivo se han investigado los factores de riesgo
asociados a esta patología. En la tabla 1 se resumen aquellos
factores que han arrojado significancia estadística en los estudios
multivariados (3). Diversos autores también han estudiado los
factores de riesgo asociado con la presencia de NAVM por gérmenes
multiresistentes. En el caso de 4.-
Etiología de la NAVM: Al
abordar el tema de la etiología es importante señalar que ésta
puede variar en función del área geográfica estudiada e incluso en
función del hospital evaluado. En consecuencia es importante que cada
UCI mantenga, en conjunto con el laboratorio de microbiología, una
estadística actualizada de los gérmenes mas frecuentes asociados a
la NAVM junto con su sensibilidad antibiótica. En términos generales
la etiología de la NAVM dependerá de los patrones de colonización
del paciente, esto último está condicionado por los días de
ventilación mecánica, Comorbilidad, gravedad del paciente y
finalmente por el uso previo de antibióticos. Desde el punto de vista
general, la NAVM puede dividirse en precoz o tardía (1,3,4). En el
primer tipo, los gérmenes más frecuentemente involucrados lo
constituyen la flora endógena primaria que, en los pacientes
previamente sanos lo conforman gérmenes comunitarios como Streptococcus pneumoniae, Hemophyllus influenzae, Staphylococcus aureus
Meticilino sensible o BGN entericos. Por el contrario, las NAVM tardías
son provocadas por gérmenes nosocomiales que constituyen la flora endógena
secundaria, a ellos pertenecen 5.- Diagnóstico de
la NAVM: Una
adecuada sospecha clínica, la prudente utilización de diversas técnicas
de diagnóstico microbiológico y una correcta interpretación de los
resultados obtenidos parece la forma más razonable de abordar el
diagnóstico. Sospecha clínica: Desde
hace más de 30 años el diagnóstico clínico de la NAVM se basa en
los siguientes criterios (61,62): A)
Nuevo
infiltrado pulmonar y/o progresión de uno ya presente B)
Además
2 o más de los siguientes:
1.- Fiebre ≥ 38 °C o hipotermia ≤ 35°C
2.-
Leucocitosis ≥ 12 x 109/L o leucopenia < 4 x 109/L
3.- Secreciones respiratorias purulentas. Utilizando
estos criterios clínicos la sensibilidad es muy alta del orden del
95% pero su especificidad resulta inaceptablemente baja en torno al
35% (61) con lo cual se corre el riesgo de sobrediagnosticar esta
entidad con el consiguiente abuso de antibióticos y mayor presión
para la aparición de cepas multiresistentes. En base a estos datos
podemos concluir que el diagnóstico clínico carece de especificidad,
no obstante su alta sensibilidad nos permite afirmar que para plantear
el diagnóstico de la NAVM debe existir una sospecha clínica y como
consecuencia de ésta correspondería realizar los estudios microbiológicos. Diagnóstico
microbiológico: No
hay acuerdo sobre cuál de las técnicas microbiológicas disponibles
es la más adecuada para establecer la etiología de -
Población estudiada: Hay pacientes cuya vía aérea inferior está
colonizada como ocurre en los pacientes con bronquiectasias (1), la
cantidad de LBA recuperado disminuye sensiblemente en los pacientes
con EPOC debido al atrapamiento aéreo (3) y los pacientes con trauma
pulmonar se produce una rápida colonización de la vía aérea a
niveles considerados patológicos (68) de modo que en estas
condiciones puede que los niveles de corte sean diferentes a los
recomendados. -
Debido al carácter aspirativo de la neumonía (26, 30), se aprecia un
compromiso inflamatorio multifocal que obliga a ser muy cuidadoso en
la elección de la técnica microbiológica y el área que se desea
estudiar (4). -
El uso previo de antibióticos, puede reducir significativamente el
rendimiento de las técnicas microbiológicas (69). Este hecho es clínicamente
relevante cuando la antibioterapia ha sido iniciada durante las 48
horas previas a la sospecha clínica de NAVM. En este sentido
Timsit et al. (70) demostró que pasado este plazo el rendimiento de
la técnica microbiológica no se afectaba significativamente por el
uso de antibióticos. En consecuencia no se justifica las “ventanas
antibióticas” pero además es fundamental que la muestra microbiológica
esté tomada antes del cambio de esquema antibiótico.
- La metodología utilizada para la toma de muestra microbiológica
no esta estandarizada, lo cual puede explicar diferencias en los
resultados (67). A
continuación se efectuará una breve descripción de las técnicas más
habituales: 1.- Gram y Cultivo de aspirado traqueal: Se trata de un cultivo
simple obtenido en una trampa que recolecta el aspirado desde el tubo
orotraqueal. Como la colonización de la vía aérea es de regla en
los pacientes conectados al ventilador mecánico el rendimiento diagnóstico
de esta técnica es baja con una sensibilidad del orden del 82% y una
especificidad de tan sólo 27% (3). 2.- Cultivo cuantitativo de aspirado traqueal (CCAT): Consiste en
efectuar una serie de diluciones de la muestra obtenida por aspirado
traqueal, con el fin de cuantificar el número de colonias bacterianas
por ml. (71). La sensibilidad de esta técnica es de 76 ±
9% y la especificidad de 75 ±
28% (72). Con un nivel de corte de 106 UFC/ml se obtiene la
mejor especificad manteniendo un buena sensibilidad (73). Cuando se aíslan
dos o más bacterias potencialmente patógenas se recomienda sumar las
potencias, lo que se denomina el índice bacteriano (71). 3.- Lavado Broncoalveolar (LBA): Se obtiene de la instilación de
suero fisiológico a través del canal del fibrobroncoscopio que se
enclava en un bronquio subsegmentario del que sale secreción
purulenta y que coincide con el infiltrado radiológico. La
sensibilidad promedio, usando un nivel de corte de 104
UFC/ml, es de 73 ±
18% y su especificidad es del orden de 82 ±
19% (74). Una variante de esta técnica lo constituye el LBA a ciegas
en la cual se instila entre 20 y 60 ml de solución fisiológica (4,
75,76). Los niveles de corte sugeridos para considerarlo positivo es
≥ 103 UFC/ml. (75,76). 4.- Cepillo protegido (CP): Técnica que busca reducir la
contaminación de la vía aérea inferior a través de un doble catéter
cuyo lumen tiene un cepillo el cual está aislado del ambiente por un
tapón biodegradable que se expulsa cuando se extrae el cepillo (67).
Habitualmente se introduce a través del fibrobroncoscopio. La
sensibilidad y especificidad promedio, usando un nivel de corte de 103
UFC/ml, es de 66 ±
19% y 90 ±
15% respectivamente (74). Lamentablemente la disponibilidad del catéter
en nuestro medio es baja. Al no existir una técnica superior a otra se desarrollaron protocolos diagnósticos basados en técnicas invasivas, broncoscópicas y no invasivas. Utilizando técnicas cuantitativas no invasivas como el CCAT, se demostró que comparado con las técnicas broncoscópicas la mortalidad no se modificaba y se disminuía el coste (62). En contraste Fagon et al en un estudio randomizado comparó las técnicas invasivas broncoscópicas con un cultivo simple de aspirado traqueal y demostró un menor uso de antibióticos y una reducción de la mortalidad global a los 14 días en el grupo invasivo que no se mantenía a los 30 días (77). De acuerdo con esta evidencia y considerando la necesidad de realizar una técnica cuantitativa que permita discriminar entre infección y colonización, pero que el mismo tiempo este disponible las 24 horas del día en cualquier centro hospitalario es que consideramos que en términos generales las técnicas cuantitativas no invasivas son las de elección en el diagnóstico microbiológico de la NAVM (71) de acuerdo con el algoritmo presentado en la figura 2. Esto ha sido posteriormente corroborado por el grupo cooperativo canadiense de cuidados intensivos quienes en 740 pacientes randomizados a técnicas broncoscópicas versus no invasivas cuantitativas no encontraron diferencias en mortalidad y días libres de antibióticos (78). |
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Marcadores biológicos de infección: Siempre ha existido el interés
de encontrar marcadores biológicos de infección que permitan mayor
precisión en la sospecha clínica de neumonía. La ausencia de gérmenes
en la tinción gram de las muestras respiratorias aleja el diagnóstico
de neumonía con un RR entre 0,16 – 0,60 aunque no elimina esta
posibilidad (65). En el caso de muestras obtenidas por LBA vía
broncoscopica se puede cuantificar el porcentaje de microorganismos
presentes en el citoplasma de células fagocíticas considerando que
un porcentaje ≥ 2% se obtiene una sensibilidad del 36,8% y una
especificidad del 100% (79) de modo que sólo es de utilidad cuando es
positivo. Recientemente Gibot et al. (76) utilizando como marcador el
receptor activante de las células mieloides, una estructura proteica
que pertenece a la superfamilia de las inmunoglobulinas y que se
expresa en la superficie de dichas células, como respuesta a las
infecciones y que posteriormente, es liberada en los fluidos
corporales por los fagocitos (sTREM-1: Soluble
triggering receptor expressed on myeloid cells). Este receptor
soluble medido en un LBA a ciegas en 46 pacientes con NAVM y 64
controles demostró una sensibilidad de 98% y una especificidad de 90%
si se usaba como nivel de corte ≥ 5 pg/ml. En dicho artículo
también quedó en evidencia la baja especificidad de la proteína C
reactiva y la procalcitonina en el diagnóstico de neumonía.
Lamentablemente este promisorio marcador no está aún disponible en
la práctica clínica habitual. 6.- Tratamiento antibiótico de la NAVM: El
tratamiento antibiótico de la NAVM debe obedecer una serie de
principios fundamentales: -
Debe iniciarse en forma precoz por lo que siempre será empírico
basado en la epidemiología local y características del paciente. En
este sentido es fundamental que cada UCI cuente con una información
detallada y actualizada periódicamente de las cepas más frecuentes
de la unidad y su sensibilidad antibiótica (71). -
El tratamiento antibiótico empírico debe ser apropiado, esto es que
el o los agentes seleccionados tengan actividad in
vitro sobre todas las cepas aisladas (81) ya que de lo contrario
aumenta significativamente la mortalidad (82). Esta mayor mortalidad
no se corrige cuando se ajusta el tratamiento empírico de acuerdo a
los hallazgos microbiológicos (83). En consecuencia un tratamiento
antibiótico empírico apropiado es fundamental en reducir la
morbimortalidad de -
El tratamiento antibiótico empírico debe ser contrastado con los
hallazgos microbiológicos lo
cual permite definir la duración del tratamiento, la posibilidad de
ajustarlo y eventualmente su suspensión. Este concepto es fundamental
para reducir la emergencia de patógenos multiresistentes. Por ejemplo
Chastre et al. en un trabajo randomizado sobre 401 pacientes con NAVM
demostró que no había diferencias en la mortalidad a 30 y 60 días
cuando se trataba la neumonía por 8 o 15 días (86). Esto se mantenía
para los casos con infecciones por bacilos gram negativos no
fermentadores, aunque en el grupo de tratamiento antibiótico acortado
aumentaba la tasa de recidivas por lo que en estos casos la
recomendación fue completar los 15 días Tratamiento empírico inicial: Independientemente del conocimiento
de la epidemiología local, los dos principales factores que
determinan el tipo de antibióticos que debe suministrarse son el
tiempo que lleva el paciente en VM y la presencia de factores de
riesgo para infección de microorganismos multiresistentes (MMR).
Dentro de este último, el uso previo de antibióticos constituye el
principal factor implicado en la colonización por MMR (2,3,20,40,56).
En pacientes con NAVM de inicio precoz y sin factores de riesgo para
MMR se debe cubrir la flora endógena primaria por lo que monoterapia
con una cefalosporina de 2ª generación o 3ª no antipseudomónica es
adecuado. Como alternativas también puede considerarse el uso de
aminopenicilinas + inhibidores de la beta-lactamasa y fluorquinolonas
(1,3,4). Por el contrario, pacientes con NAVM tardía
o factores de riesgo para MMR deben recibir tratamiento empírico
inicial de amplio espectro y en combinación, esto generalmente
incluye una cefalosporina de 3ª o 4ª generación o carbapenémicos
antipseudomónicos + aminoglucosidos o quinolona antipseudomónica.
Puede agregarse vancomicina, teicoplanina o linezolid si existe riesgo
de MRSA (1,3,4 ) (Tabla 2). Monoterapia o tratamiento combinado: El raciocinio del tratamiento
antibiótico combinado es lograr sinergia y disminuir la emergencia de
bacterias resistentes, no obstante este efecto sólo se ha demostrado in
Vitro y en modelos animales (89). Un metaanálisis sobre la
administración de beta-lactámicos solos o en combinación con
aminoglucosidos para el tratamiento de la sepsis en inmunocompetentes
(90), no pudo demostrar un efecto benéfico en términos de
mortalidad, fracaso clínico, fracaso microbiológico o mortalidad
especifica de los pacientes infectados por Pseudomona aeruginosa, en contraste se demostró una mayor
nefrotoxicidad con la terapia combinada con aminoglucósidos. Otro
metaanálisis que evaluó el papel de la terapia combinada en
pacientes con bacteriemias por BGN, los autores hallaron un beneficio
únicamente en el subgrupo de pacientes con infecciones por Pseudomona
aeruginosa (91). Con respecto a la aparición de resistencias a
los antibióticos, Bliziotis et al. (92) concluyen en su metaanálisis
que los beta-lactámicos en monoterapia no se asociaron con un
desarrollo mayor de resistencias que la combinación beta-lactámico/aminoglucosido
(RR,0,90;IC 95%, 0,56-1,0). Recientemente Garnacho-montero et al. en
un análisis retrospectivo sobre 183 episodios de NAVM por Pseudomona
aeruginosa como único agente demostró que la monoterapia se
asociaba a un mayor riesgo de tratamiento inapropiado, pero excluidos
del análisis los casos de tratamiento inapropiado no había
diferencias en la morbi-mortalidad (93). En consecuencia podemos
concluir que el beneficio del tratamiento antibiótico combinado se
reduce a las bacteriemias por Pseudomona
aeruginosa, en caso contrario la combinación de antibióticos sólo
confiere mayor protección contra el tratamiento inapropiado, de modo
que una vez demostrada la presencia de Bacilos gram negativos no
fermentadores y su sensibilidad es seguro continuar con monoterapia. Tratamiento desescalado o de reducción: Con este término se hace
referencia a la prescripción de un tratamiento antibiótico empírico
inicial de amplio espectro, que generalmente incluye una combinación
de 2 ó 3 antibióticos y posteriormente, según los hallazgos
microbiológicos, se ajusta o suspende la terapia (94). Esta
estrategia busca reducir la posibilidad de un tratamiento antibiótico
inapropiado. Son pocos los estudios que han tratado directamente este
tema, por ejemplo Ibrahim et al. realizaron un estudio en 52 pacientes
en que el grupo de intervención se administró una combinación de
imipenem, ciprofloxacino y vancomicina (95). Con este protocolo un 94%
de los pacientes recibieron un tratamiento apropiado, comparado con
menos del 50% en el grupo control, así mismo se redujo
significativamente los días de tratamiento antibiótico, no obstante
la mortalidad no se vio afectada. Micek et al. (88) utilizaron un
protocolo basado en cefepime, ciprofloxacino o gentamicina y
vancomicina o linezolid, como consecuencia de este esquema el 93% de
los pacientes recibió tratamiento adecuado, con reducción
significativa de los días de antibióticos sin repercusión en la
mortalidad. En conclusión esta estrategia permite reducir la
posibilidad de un tratamiento antibiótico inapropiado, su impacto en
la mortalidad deberá ser evaluado en estudios con un mayor número de
casos. 7.- Prevención de la NAVM: Debe
estar orientadas evitar la colonización bacteriana de la orofaringe,
estomago y cavidades perinasales y producido ésta debe reducirse la
posibilidad de aspiración de secreciones contaminadas y del
condensado de los circuitos del ventilador (97). 7.1.- Colonización bacteriana: Hay factores inherentes al huésped
que facilitan la colonización como la edad y la Comorbilidad (1), no
obstante hay otros susceptibles de ser mejorados que reducen
significativamente le tasa de colonización: Lavado de manos: El correcto lavado de manos antes y después de
examinar a cada paciente reduce la tasa de colonización bacteriana
endógena secundaria (37). Profilaxis de las úlceras de estrés: El riesgo de colonización gástrica
aumenta en forma proporcional con el aumento del pH gástrico (98).
Una alternativa ha sido el uso de sucralfato que protege la mucosa gástrica
sin elevar su pH, por este motivo se postuló que su uso podía
reducir la tasa de NAVM, lo que no fue demostrado en un estudio
multicentrico que lo comparó con ranitidina, demostrando en cambio un
mayor riesgo de hemorragia digestiva alta (99). Esto puede explicarse
por la menor relevancia que la colonización gástrica tiene en la
patogenia de la NAVM (31). Descontaminación selectiva usando antimicrobianos locales y/o sistémicos:
En el caso del
reservorio nasal, se ha usado mupirocina en aplicaciones intranasales.
Su uso redujo la tasa de infecciones nosocomiales por Staphylococcus
aureus en aquellos pacientes con portación documentada del S.
aureus en las fosas nasales (35). Lamentablemente no se especifica
qué porcentaje era SAMR ni tampoco se evaluó el impacto sobre la
morbi-mortalidad. La higiene de la cavidad orofaríngea con antisépticos,
sobre todo con clorhexidina, también se ha empleado como forma de
prevenir la neumonía nosocomial. En un reciente metaanálisis (100)
que incluyó siete estudios aleatorizados se observó una reducción
significativa de la incidencia de 7.2.- Aspiración de secreciones contaminadas: hay una serie de
medidas que pueden reducir la tasa de aspiración a saber. Evitar intubación: El uso
de ventilación mecánica no invasiva ha permitido reducir la tasa de
NAVM en los centros donde su uso es una practica común (106). Reducir la duración de la ventilación mecánica: En consecuencia
todas las estrategias destinadas a cortar este periodo disminuyen la
tasa de neumonías nosocomiales como la descontinuación diaria de la
sedación en pacientes intubados (107) o los protocolos de destete
precoz a ventilación no invasiva en pacientes EPOC (108). Posición semisentada: Es probablemente una de las medidas más
coto/efectivas ya que manteniendo a paciente en 45° se logra una
reducción significativa de la incidencia de neumonía (49). Succión continua del material subglótico acumulado: El
escurrimiento de secreciones acumuladas en la región subglótica es
el principal mecanismo para el desarrollo de la NAVM (1), por este
motivo se desarrolló un tubo orotraqueal con un dispositivo de
aspiración subglótica continua. Un metaanálisis (109) que incluyó
5 trabajos randomizados utilizando la aspiración subglótica continua
concluyo que había una reducción de la incidencia de NAVM (RR, 0,51
IC 95%, 0,37-0,71) que se producía a expensas de una reducción en la
neumonía precoz, sin impacto en la mortalidad. Cambio o manipulación de los circuitos del ventilador: Numerosos trabajos han demostrado que el cambio frecuente de los circuitos de ventilador no disminuye la tasa de neumonía de modo que la recomendación es cambiarlo sólo si la tubuladura está contaminada con sangre o secreciones purulentas (97). El condensado acumulado en la tubuladura constituye un reservorio de microorganismos de modo que su drenaje periódico debe ser una practica habitual (97). En este sentido el uso de intercambiadores de calor y humedad evita la acumulación del condensado y esto podría explicar porqué un reciente metaanálisis demuestra una reducción en la incidencia de NAVM (RR, 0,69, IC 95% 0,51-0,94) (110). |
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Figura
2: Algoritmo diagnóstico de la NAVM
SDRA:
Síndrome de distress respiratorio agudo. EPOC: Enfermedad
pulmonar obstructiva crónica. FOM: Falla orgánica múltiple. PIC:
Presión intracraneana. PEEP: Presión positiva al final de la espiración. Tabla
2: Tratamiento empírico inicial de |
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